Ingredientes como para un frasco de café vacío (o acaso ustedes no aprovechan esos frascos de tapa roja tan lindos?)
- cebollitas chiquititas, de esas que parecen una pelotita de ping pong: 1/2 kg generoso.
- 1/2 litro de vinagre de alcohol. A marca pedorra, resultado pedorro.
- 1 cucharadita de azúcar generosa.
- 1 cucharadita (chica) de sal.
- clavo de olor: no más de 3.
- laurel.
- romero.
- pimienta negra en grano.
Ponemos algo de música ligera y con los primeros compases pelamos las cebollitas bajo agua fría (porque si no las pelás bajo agua fría, vas a llorar como si se te hubiera muerto el perro).
En una cacerola, poné a hervir agua (sin sal) y una vez que salen las primeras burbujas, tirá las cebollas adentro y cocinalas por aproximadamente 5 o 7 minutos (según el tamaño que tengan).
Mientras, en otra cacerola, andá poniendo el vinagre, el azúcar, el laurel, la pimienta y el romero y llevalo a hervor.
Retirá las cebollitas de la cacerola con agua, pasalas a la cacerola del vinagre y apagá el fuego. Tapá y dejá reposar un ratito.
Colocá las cebollas con el vinagre (y la pimienta, y el laurel, y el romero que estaban en la cacerola) en el frasco, agregá los 3 clavos de olor, tapá y mové el frasco para distribuir bien el contenido.
Guardá en la alacena y cuando veas el frasco... agitalo para distribuir las hierbas y dejalo reposar otro día (este masoquismo durará por lo menos una semana).
A los 7 días, probá una a ver qué tal.
Consejo: sándwich de queso, queso crema y cebollita. Podés espolvorearle un poquito de romero para que quede más sabroso.
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