El almacén había sufrido un incendio y había cerrado. Pero fue reabierto luego de un trabajo de paciente restauración por parte de sus dueños, en 1996. Con el correr del tiempo se le fueron añadiendo espacios como el jardín de invierno, en el que habita una legendaria enredadera que creció adentro, salió para afuera y volvió por el techo y más recientemente un salón ambientado como la cocina original del lugar.
Con el correr del tiempo el Almacén se fue convirtiendo en una suerte de almacén-museo: en sus paredes las mismas estanterías de las que se servía don Salomón para organizar la mercadería, ahora se exhiben juguetes que fueron de los chicos de la casa, objetos que se vendían en el almacén y otros provistos por los mismos vecinos.
Posee panadería y pastelería propia (el pan de ahí es riquíiiiiisimo y durante toda la mañana va gente a hacer sus compras al lugar), sirven unos blends de té exquisitos y toda la comida es de antología.
Así que si andan de paseo por el "fin del mundo" muy recomendable es acercarse hasta el lugar y si andan con suerte, se cruzarán con Enrique, su dueño, tipo por demás agradable, dispuesto a relatar anécdotas de su vida y del lugar (que a veces, es más o menos lo mismo).
Mañana lunes adivinen a dónde voy a ir a comprar el pan! Ya hay en la alacena un frasco gigante de dulce de sauco esperando verter su contenido sobre algo digno. Y ese pan, tiene una dignidez que ni les digo. ;)
Hay más fotos y datos sobre el Almacén, en Flickr.
2 comentarios:
Uyy que lindo lugar, por las fotos se ve muy bien, si algún año encaro para el sur del sur pasaré sin falta.
Te lo dije (?) Debería considerarse pecado no probar el pan de nuez de ese lugar.
Muy lindas todas las fotos que has ido subiendo, no solo a este post, sino también a Flickr.
Saludos.
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