Nacemos y ya estamos habituándonos y adaptándonos al medio. Por más que no querramos, a la larga la mayoría de los estímulos del entorno terminan resultándonos "normales" o por lo menos no excitan sobremanera nuestro sistema sensorial.
Pero ni bien algo se sale de esa "normalidad", lo percibimos como disruptivo. Si el estímulo persiste, llegará un momento en el que no vamos a notarlo más. Hasta que el mismo sube en potencia y dale que va: una nueva habituación. Notar el cambio puede ser la diferencia entre salvar la vida y morirnos (de ahí el cuentito de la rana en el tacho con agua al fuego, vieron? la rana no percibe el cambio y termina hervida) y en esta ciudad sagrada donde acude tanta gente, no siempre eso sucede.
Si a algo está acostumbrado el porteño medio es al ruido. Nada es extraño. Ni un bocinazo, ni la persiana de un negocio, ni el ulular de una ambulancia, ni los perros. Llega un punto en que NADA se siente... pero eso es verso porque no todo el mundo vive en un piso 50 aislado del suelo todo lo que se puede.
En lo personal, la genética me detesta. No he logrado hacer que mis umbrales de sensibilidad suban como para no percibir las cosas y mis oídos siguen sin tener párpados. Desde las 7 de la mañana puedo hacer una minuciosa lista de todo lo que sucede bochinchescamente a mi alrededor y no voy a exagerar, pero la de hoy fue:
6:45 - portero arrastrando la manguera por la vereda (rosca de manguera metálica)
7:00 - portero con la manguera limpiando la vereda.
7:15 - vecinos que saludan a gritos al portero.
7:20 - portero que silba (lo hace todos los días a la misma hora, por unos 10 minutos)
7:30 - vecina de al lado hablando fuerte.
7:35 - chicharra del ascensor. varias veces.
7:40 - portazo.
7:45 - vecinos que saludan a gritos al portero.
8:00 - paseaperros con sus canes desbocados.
8:10 - martillo neumático a 50 metros. siempre algo se rompe en un radio no mayor a 50 metros.
8:15 - ambulancia. perro que se asusta y empieza a ladrar.
8:30 - portazo. chicharra del ascensor.
8:40 - amoladora de la obra que está... a 50 metros.
8:45 - ascensor. portazos.
8:50 - caño de escape de camión afinado en insufrible
8:55 - imbécil con la ventanilla baja y el reggetón al palo. estaciona a 10 metros.
9:00 - barrendero pasa escuchando música por el celular.
9:03 - aire acondicionado de negocio de enfrente que vibra en 7 escala Richter.
9:05 - obra. pican pared, o algo. claro, a 50 metros.
9:07 - obra. ahora martillan (hasta que vuelvan a picar la pared o prendan la amoladora de nuevo).
Tengo para agradecer algo: por lo menos las obras de remodelación de algunos departamentos ya terminaron. Alguna vez le tocará al mío y me convertiré yo en la insufrible para el resto de los mortales. Aunque por supuesto, dudo que detecten algo del kilombo.
Dedicado a Temperita, Trinity y Demián, porque ellos SABEN lo que es sufrir por bochinche.
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UPDATE:
10:29 - gente en el pasillo hablando a gritos, perro de al lado con ataque de histeria y el afilador. Sí, en mi barrio pasa el afilador. Tres por uno, señora! Pase y llévese todo!
7 comentarios:
Cosas que no extraño de Buenos Aires. Igual conozco gente que no es solo que se adaptó, sino que le gusta. Confieso que fui uno de esos.
Hoy en día, crío a mi hijo en una casa que tiene vista al campo; en el límite de la ciudad, es cierto, pero la puta tranquilidad que se vive acá, es impagable.
Saludos desde la Patagonia y VIVA EL CULO DEL MUNDO!
Ahhh las ventajas de vivir alejado... aunque cada tanto tengo un vecino que corta el pasto, un "visitante" tocando bocina o una fiesta cerca pero naaaaaada que ver comparado con el centro.
Por eso no entiendo cuando me dicen "¿cómo podés vivir tan lejos?" y yo pienso (y a veces les digo) "¿cómo podés vivir tan cerca?"
a) Larga vida a Agronomía, Parque Chas y aledaños.
b) cuando hay comentarios en este blog, abajo sale un índice sonoro: "hay eco". Nada más que agregar (?).
Ah, lo del "hay eco" es para los trackbacks. Por si alguien linkea el post, etc.
Acabo de ser despierta (?) por dos vecinas que saludan a gritos al portero como si le tuvieran ganas.
Algún día voy a salir al pasillo a decirles que no griten, por el momento no llego por el sueño.
Deberías vivir en una habitación acolchonada, dicho esto con todo respeto, claro.
Jajajajajaja
Yo tengo cuatro colectivos que pasan por la puerta de casa. Una cárcel que cada tanto tiene ganas de motín a cuatro cuadras. Un colegio en la esquina. Un central K a la vuelta. Muchos perros callejeros. Un colegio en la esquina (ya lo dije? ah bueno, es que vale por dos :D).
Pero tengo un patiecito con verde y tres o cuatro benteveos que también hinchan la bolas, pero menos :)
Se puede decir Leru leru en este blog?
Un beso desde el maravilloso silencio de la siesta beltranense.
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