cantá más fuerte que yo te escucho

Hará cosa de tres años y unos días, estaba posteando en Bonus Track algo sobre Miriam Makeba y de cómo sus canciones me prendieron como brote nuevo cuando era chica. Hoy me entero, por el diario, que ayer falleció. No sé, pero cuando pasan estas cosas uno lo lamenta doble: porque como dice el poeta, "ya nadie volverá a cantar como tú" y además, uno siente que algo de la historia propia es ya definitivamente historia inactualizable por el otro, nomás un recuerdo para uno.

Miriam cerró los ojos para siempre sobre el escenario en Italia, en un concierto en homenaje a inmigrantes asesinados y solidario con el escritor Roberto Saviano, quien es perseguido por la camorra italiana, tanto como ella misma fue perseguida por su militancia en Sudáfrica (hecho por el cual también tuvo alguna vez que emigrar de su país natal).
Siempre solía introducir sus temas contando sobre qué versaba cada uno haciendo breve explicación para la audiencia porque -obviamente- cuando cantaba fuera de su país, casi nadie sabía nada de la lengua de sus canciones. Uno podía darse cuenta, a partir de los breves relatos de Miriam, de la realidad sudafricana y que más de una vez por más alegre que pareciera una canción, su contenido era tristísimo.
Esta fue la última canción que cantó, la cual supo girar y girar en el viejo Winco de mis tías hace unas varias décadas. Y la que está acá abajo, forma parte de ese disco tan preciado que comento en el otro blog.


Y por acá, algo más de ella, como para que el que conozca solamente lo de arriba pueda ampliar un poquito más el registro del oído.


Hoy tenemos el alma un poquitito arrugada. Y bue, a poner fuerte estos temas y a seguir buscando este disco, que todavía no conseguí en CD.