yo tuve la mejor flor pero ya no es lo que era, ya no es lo que era...

Floralis Genérica. Flor de lata. La flor de Palermo. En el medio de la fuente de la Plaza de las Naciones Unidas, brota uno de los más lindos engendritos artificiales que el cráneo humano ha plantado en la ciudad: el que el arquitecto Eduardo Catalano donó a Buenos Aires en el 2002.




Según esta nota, que el mecanismo funcione con precisión suiza cuesta (o costaba en su momento) 12 mil pesos al mes y la Fundación Tetra Pak era la encargada de solventarlos. Pero en el medio no se sabe qué pasó -o por lo menos yo no sé-, la flor se rompió (Catalano ya había advertido a la empresa Lockheed del desperfecto, aparentemente de fábrica y nunca se reparó a tiempo) y ahora la flor está semiabierta para siempre, tomando rayos de luna en su estanque de cemento.
Nadie paga su arreglo ni se hace cargo de él.




Según esta otra nota:

Lo cierto es que hace poco hubo una oportunidad de componer los pétalos de la flor de Catalano. Fue cuando el Gobierno nacional le solicitó un permiso a la Ciudad para montar Tecnópolis, una feria de tecnología en conmemoración al Bicentenario. Una de las contrapartidas para otorgar el permiso era la reparación de la flor. El permiso nunca llegó y entonces la posibilidad de que la “Floralis Genérica” volviera a cerrarse con el atardecer también.

No se ha tenido más información sobre lo de arriba salvo lo que ese párrafo explicita y la cosa es que Tecnópolis es está construyendo en un predio lindante con General Paz, a la altura de lo que es Parque Sarmiento, pero del lado de provincia.

Dudo mucho que alguno de los involucrados en la decisión sobre los fondos y la reparación de la flor, algún día se haya sentado en ese parque a tomarse unos mates. Yo suelo hacerlo seguido. Y todo esto de los tira-y-afloja, la falta de presupuesto y que nadie se quiera hacer cargo -de la extracción política, esfera gubernamental, entidad a cargo o simple mortal involucrado- me ____________________ (inserte aquí expresión ad hoc lo anterior). Bendito País Jardín de Infantes del que hablaba María Elena.







Todas las fotos sin trípode y probando un Vivitar 24-105 2.8.
La próxima vamos con toda la sandanga y hacemos unas fotillos como se debe, pero es imposible tenerla cerca y no dispararle. ¡Es tan, tan linda!

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