miércoles, abril 23, 2008

una casita para siempre

De chica me intrigaba mucho el Cementerio de la Recoleta. No tanto por morbo sino por curiosidad de conocer qué eran esas bellas imágenes talladas que sobresalían de una alta medianera: parecía la República de los Ángeles con Trompeta y algo lindo debía de haber ahí, ya que estaba lleno de "cruces-de-Jesús" y si Jesús era bueno y quería a los nenes, por qué no me iban a llevar?; la cosa es que ningún mayor cedió jamás a mi pedido de ir "a pasear ahí" alguna vez, y aunque quería conocer esas casitas que se veían desde afuera cada vez que íbamos a Plaza Francia, la cosa no se dio hasta que tuve unos 18.
Así fue que mi primer visita a ese lugar se hizo de la mano de un creativo novio que encontró simpático ir a pasear por allí (no éramos góticos ni nada por el estilo: simple turismo histórico-arquitectónico), aunque terminamos jugando a la escondida, como buenos borregos jodones que a esa edad aún éramos, entre tanta casita de mármol. No había nada que nos resultara tétrico ahí, ni mucho menos.

Con los años fui alguna que otra vez, las dos últimas el mes pasado, a sacar fotos -hay más gente sacando fotos en ese cementerio que enterrando parientes- y a ver si podía pescar una visita guiada por el mismo. La cosa es que fui, escuché historias, saqué fotos, y acá abajo van a ver algo que no me mostraron en el recorrido.

Una de las características de las bóvedas del cementerio de la Recoleta, es que son adjudicadas a perpetuidad. Esto quiere decir que la familia, si no la vende o la transfiere, es poseedora para siempre por los siglos de los siglos forever, de esa bóveda. No caduca, no vence, no nada. Por más que se haya caído a cachos y o estén los ataúdes destrozados, la ley impide que alguien pueda tocar o hacer algo con eso, si es que no se le paga a un cuidador para que mantenga el lugar, como muchos hacen. Es muy fácil reconocer bóvedas de familias que ya se extinguieron o que sus integrantes quizás se han mudado a otro lugar y las han dejado abandonadas, porque no tienen mayormente mantenimiento alguno y algunas están francamente en un estado sino deplorable, poco condicentes con algunas pautas culturales que rodean a la los ritos funerarios.

La cosa es que iba yo caminando por ahí cuando de pronto me encontré con una preciosa bóveda art nouveau con flores talladas, firuletes de metal en los dinteles, unas cuantas telarañas y... la puerta entreabierta.



Pueden ver que hay algo en el piso. Yo también sentí curiosidad y me incliné a ver qué era.
Al parecer alguien sin recursos para un entierro un poco más formal, quizás alguien que había tenido algo que ver con la familia a la que pertenecía la bóveda... Pero sin lugar a dudas, alguien que sabía que una vez puesto eso ahí, nadie lo podía tocar: habían dejado una pequeña cajita muy muy rústica, con una chapita que indicaba el nombre de su ocupante y la fecha de fallecimiento.

Me dio una pena enorme. ¿Qué historia habría detrás de esa cajita ahí sobre la reja del suelo, aparentemente en una bóveda ajena? ¿Quién la habría dejado ahí, y por qué?


A lo mejor alguien que no podía pagar ni siquiera el entierro o el mantenimiento de un nicho, alguien que hizo una promesa, o sería el ex cuidador mismo de la bóveda, puras conjeturas pero ninguna certeza.
La cosa es que José reposa ahora ahí vaya a saberse después de qué vicisitudes tanto de su vida, como de su muerte.

El apellido está así borrosito a propósito. No es cuestión tampoco de no dejarlo descansar en paz.

15 comentarios:

Chiru dijo...

esa puerta es bellísima, como muchos adornos que hay en los cementerios.

No suelo ir a ellos, pero la última vez que fui (para no escuchar llorar a madre) a sacar un pariente de la tierra y pasarlo a la bóveda, mientras los desenterradores hacían su trabajo, me pegué una vuelta por cementerio (de Pontevedra, la loma del orto y más allá) y así como rescataste ésta historia de José, haciendo conjeturas, hay mil historias imaginarias en cada leyenda, en cada foto, en cada tumba...

Las que me pueden, así, onda de ponerme a llorar ahí como si los conociera, son las de los peques... lo recuerdo y se me pone la piel de gallina.

Fender dijo...

Me fascinan los cementerios. De hecho, escribí algunas historias sobre ellos. No tengo una fascinación personal por la muerte, pero sí por la que tienen los vivos con ella, y los cementerios, cuanto más barrocos son, más la demuestran.
Puedo pasar horas leyendo epitafios, y creo que sería el lugar al que iría, seguro, de tener una cámara digital.

(Recién me doy cuenta que voló Haloscan. Bien por usted! Yo lo hice hace más de un año, con la consiguiente pérdida de comentarios, pero bueh).

Laura Palisa dijo...

Más que una cajita dejada ahi para que nadie la toque pienso que tal vez es una cajita a punto de ser choriada o profanada.

No creo que el piso de la entrada de una bóveda sea un "buen lugar". Seguramente alguien que apreciaba al finado no lo hubiera dejado ahi.

Ya no se puede ni descansar en paz(?)

Paula dijo...

Suena más a acto desesperado de "dejar subrepticiamente y rapidito" que a intento de choreo. Hay cantidad de bóvedas con cosas mucho más tentadoras de ser afanadas que esa cajita... que además no tiene nada que ver con el lugar donde la han dejado! (los propietarios de esa bóveda son gente con apellido compuesto y alcurnioso).

La cajita es notoriamente nueva, en comparación con todo lo demás.

Laura Palisa dijo...

Qué novelera! yo soy una mente podrida

Esa cajita puede ser de reducción de los restos (aqui se hace, no recuerdo a los cuántos años de sepultado) como para que ocupen menos lugar en las bóvedas. Y esos restos los ponen en cajitas chiquitas y generalmente le ponen las chapitas que figuraban en el cajón o en la lápida.
Se me volvió asqueroso el tema pero no será algo de éso?

ah pero no! Uds tienen crematorio! aqui no.

El Profe dijo...

La verdad ¡Qué linda puerta! en algunos cementerios hay ornamentaciones muy llamativas... otra cosa ¡Qué capacidad la tuya para sacar conjeturas amiga!

un abrazote :D

Anónimo dijo...

Cuando me muera quiero una lápida de estas o similar.

numaleon dijo...

Impresionante. Muy buen relato.
Yo también sentí algo parecido cuando hace un tiempo vi una bóveda abierta, quizá la misma.

unServidor dijo...

A las de guty, agrego:
http://www.zycu.com/
uploads/photos/3012.jpg

Bater ¿el apellido de José no tenía relación alguna con otros del mausoleo?

Paula dijo...

Nop unser, ponele que era Pérez y los de la bóveda (mausoleo es otro tipo de construcción, quizás algún día sea miravós) unos García de la Cuesta Sánchez Saravia del Río (por decir algo parecido).

Lo de las lápidas es BUENISIMO!! La mía diría "nos vemos después y hablamos más tranquilos".

Ah, para sacar conjeturas soy mandada a hacer, me sale el Sherlock interior. XD

Mantis dijo...

No me digás que se murió José...

¿Cuándo? ¡Pero si la semana pasada lo ví y estaba bien!

No somos nada.

Fender dijo...

"Che, se murió José!"
"No digas. Y qué tenía?"
"Un kioskito, acá a la vuelta..."

Sarararasasasararaaaraaaaaaáaaa!!!!

Anónimo dijo...

Què historia, Bater, encierra su hallazgo...imagino a la señora dueña de casa enferma dicièndole a su viejo criado :"Alfred, siempre estaràs con esta familia, siempre".
Despuès se muriò la familia entera en, un aciidente, ponele.Al poco tiempo, el viejo criado muere de tristeza , y su hijo, pobre y mendigo, cumple con el deseo del viejo.
Novelera ud? jah!

Mad Bunny dijo...

He de decir que tu relato me dio un poquito de tristeza. No se si tanto por la muerte de José, la gente muere a diario. ¿Pero cuantas historias habran muerto con el? ¿Cuantos secretos se guarda esa cajita, aún por ser contados?

Y la angustia de nunca saber. ¿Quién? ¿Cómo? ¿Por qué?

bullet with butterfly wings dijo...

que miedo!

me acuerdo que la vez que tomé el tour por el cementerio de la recoleta, salí corriendo en pleno recorrido, porque vi un puerta abierta, miré y el ataúd estaba partido por la mitad!