Acá iba un post re chuchú sobre que dejé encerrada a una mosca en la bolsa de la basura, cómo me molestaba el ruido que hacía pugnando salir, su relación con una de las máximas de San Martín a su hija Mercedes (precisamente la primera), de mi situación actual, de ochenta estupideces más y quizás de algún lugar común absolutamente defenestrable, pero me da mucha, mucha jarapa escribir para que quede como quiero y además, tengo otras cosas que hacer.
PD: no seas como yo, abrile la bolsa a la mosca que se asfixia. Pobre mosca.
3 comentarios:
El nivel de jarapa
es directamente proporcional
a la cantidad de satisfacción espitiritual alcanzada.
Que barbaridad. Pero debe haber muerto feliz entre la basura.
Yo tuve una maestra muy bestia (no voy a hacer nombres, pero se llamaba Alicia) que nos habló de las máximas de San Martín a su hija. Decía que no había que hacer daño ni aún a los insectos que NO perjudican. Ante nuestra sorpresa y nuestro cuestionamiento, ella insistía en que era NO y no NOS.
Me acordé de eso.
Y es muy importante.
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