lunes, abril 27, 2009

desenredando las líneas

Tres días me abandonó. Tres. Tres días de los cuales les ahorro descripción para no hacerlos llorar de pena, imaginando a este pobre felino maullándole a la puerta desesperado porque no hay quien le rasque la pera.
Tres malditos días en los que pretendió cosas como que no rompiera la bolsa del alimento (que dejó en el suelo, si será...), o que no le rayara la biblioteca con las uñas. Inevitable, soy gato y estuve solo, muy solo.
En fin.
Ahora que volvió, se la pasa editando fotos y "con la cabeza metida en la minipimer de la parcialera", como dice ella. Y a mí ni pelota.
Por lo menos no me traicionó con los lobos marinos (que no vio en Mardel porque se la pasó mirando nubes, barriletes y gaviotas), así que no me queda otra que hacerle el aguante y rellenarle el blog con alguna que otra cosa que rescaté de sus favoritos, como ser este juego que está acá.
Mejor no pongo los otros links que encontré porque se les viene abajo una imagen y yo tengo que asegurarme el Proplan nuestro de cada día (y además le tengo miedo a la puntería de su pantufla).
No rompan nada que los huelo, ratones.

6 comentarios:

-Ceci- dijo...

Pubechito Camilo se quedo solito!!

Avise la próxima que le rascaremos la pera!

Nick Risaro dijo...

Pobre Camilito, lo dejan ahí abandonado, que dueña más descorazonada que tiene usted.

Seguro que cuando anda medio depre le pide que le haga masajes con las patas o que le ronronee al oido, pero cuando anda contenta agarra y se va, y lo deja solo...

Me voy a poner a llorar sobre el teclado

Guty dijo...

Uhh, pobre gatuno.
Al menos habrás ligado un havanna de pollo, no?

Corvina dijo...

Angelito... hacele pis en las pantuflas por mala ;P

The Bug dijo...

Hoy he leido una cantidad extraordinaria de post sobre gatos.
¡Los hijos de su madres les están lavando el cerebro!

Anónimo dijo...

¡Complicadísimo el juego! De intelectuales.