de playlists, ocupaciones, trabajo y actitud

No cualquier música nos motiva para trabajar, ni cualquier cosa viene bien a cualquier hora.
La cuestión es que desde ayer me sorprendo escuchando tres discos + 1 (porque el cuarto no tiene que ver con nada) que no pegan demasiado entre sí pero al poner el reproductor en shuffle, la cosa adquiere su gracia.
El 90% de la música que pasan por la radio me opia.
El otro 10% no la escucharía ni que me paguen (bueh, no sé si tanto, por ahí con una guita encima soy capaz de tragarme bazofias tales como Los Piojos, Las Pelotas o Juanes). No me queda otra que diluirme los oídos mediante un batimento musical de confección propia aunque no sin cierta dosis de colaboración de terceros.

Hacer un blend de temas es como armar un trago: no cualquier cosa va a continuación de otra, y el orden de los factores muchas veces sí altera el producto. Esa es una de las principales dificultades que uno (rompebolas consuetudinario) experimenta a la hora de escuchar cosas como el Musicovery. Todo bonito, viste, ¿pero qué hace ahí Billie Holliday después de Gorillaz y Gorillaz antes de Dave Brubeck?

La molotov acústica que estoy experimentando desde ayer a la tarde combina lo siguiente:

+ Este compiladito provisto por Gerund.
+ El compiladito provisto por Subana.
+ Esto de acá.
+ Y el +1 viene siendo este disco, algo así como la crema para el café.

Y sí, en shuffle. Porque no está mal que después de Ace of Base aparezcan las Supremes, ni que después de Calloway nos desnuque la ELO o nos tatúe su melodía el rubión de Bodies without organs. En el medio sorprende la vocecita de la niña de St. Vincent, pero al mediodía seguro que lo reemplazo por ABBA o los B'52.

¿Vos sos de entusiasmarte con la "licuadora musical"? ¿Qué ponés adentro?