¡ULTIMO MOMENTO! ¡Invasión de Fernández's en el gobierno nacional!

Está pensada como una lenta e inexorable invasión que eliminará la posibilidad de que cualquier persona portadora de otro apellido ejerza un cargo público: señoras, señores, si alguno de los presentes conoce un Fernández, tenga por seguro que en algún momento será abducido por el gobierno para ocupar una cartera.

Más aún: se sospecha que en los próximos días, cualquier miembro de cualquier ministerio que no se apellide Fernández, deberá concurrir al Registro Civil más próximo a su domicilio a fines de regularizar su situación y proceder a cambiarse el apellido para hacer juego con la cúpula dirigente.

¿Sos un Rodríguez o un Pérez? Andá pensando en hacerte tarjetas personales nuevas con otro apellido. No se sabe cuándo nos puede llegar a todos un decretazo que nos imponga el Fernández a los 40 millones de tipos que somos.

La cosa va a ir más lejos. De un día para el otro, en todas las góndolas habrá cambios marcas. Aparecerá la leche "La Fernandísima", las tapas para empandas "La Fernandeña", el queso blanco "Fernancrem" y los postres "Fernandecito" para los nenes.

Pero el real kilombo va a venir cuando los estudios de abogados empiecen a ser todos "Fernández y Fernández", los de márketing "Fernández Business" y la confusión homologará a todos los estudios de diseño en uno solo: "Fernández Design". Ni qué decir de las guías de teléfonos: la parte dedicada a los Fernández engrosará más todavía, siendo la letra F y la entrada correspondiente a ese apellido, la única de todo el volumen.

Para poner créditos en las películas va a ser fácil: todos los best boy, los key grips y los stunt manager (si acaso los hubiera) del mercado local, serán Fernández.
Dada la imposibilidad de distinguir entre un Fernández y otro para acomodar gente en las butacas de festivales de cine o de esas cosas raras a las que va la gente que le gusta apelmazarse con otra gente, será obligatorio además de la credencial pasar el dedito por un lector de huellas digitales, cosa de ir identificando a un Fernández de otro para poder sentarlo donde va (no es lo mismo Fernández, el Gran Director del Super Largometraje, que Fernández, el pinche del tiracables, faltaba más).

La cosa se va a agravar cuando la fernandización llegue a las costumbres religiosas. Nada de San Cayetano: San Fernández. Nada del Gauchito Gil: el Gauchito Fernández. Nada de tormenta de Santa Rosa: tormenta de Santa Fernández. Cacerolazo no: Fernandesazo.
Río de la Plata, no: Río de Fernández. Ciudad Autónoma de Buenos Aires, minga: Ciudad Autónoma de Fernández. ¿Quién juega este fin de semana? Fernández Jrs. contra Fernández Plate. ¿Dónde te vas de vacaciones? A Sierra de Fernández. Fernández, la ciudad más austral del mundo quedará, obviamente, en Tierra de Fernández. Y así. Todo así.

El futuro es Fernández, amiguetes, fernandización o muerte.
A veces pienso que nomás es, como el humo, una telita fina que habrá que descorrer cuando alguien pregunte: "y?? quién fue??" y como Droopys en el dibujito, cientos de voces respondan a coro: "Fernández!!".



(Gracias tátele. Siempre visionario vos, eh).