sábado, febrero 23, 2008

vendedor ambulante alla Pavarotti

"Haaaaaaaaaaaaaaaaaay paraguas... aproveche la oferta y compre antes de que llueva... son reforzados los paraguaaaaaaaaaaas... hay muuuuuuy buenos paraguas reforzadooooos... aproveche ahora y no compre después apurado algo que no le dura nada... haaaaaaaaaaaaay paraaaaaaaaguas..."

Acaba de pasar un vendedor ambulante a puro grito.
Más allá de lo pintoresco y simpático de la cuestión, y de que bueno, es un trabajo, che, como que dos o tres tomen el ejemplo, nuestros fines de semana de siestita pueden llegar a ser un verdadero calvario.
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Apdeit de las 4.30 a.m.: y ni te digo si una banda de borreguitos deciden que justo debajo de tu ventana es el mejor lugar del país para sentarse a tomar birra, hablar a gritos, echarse un meo entre los autos, fanfarronear sobre un choreo, y gritar cada tanto "vamo' lo' pibe!" aplaudiendo al ritmo de mueva-mueva-mueva. Mmmmmmmmnnnnnggrrrrfffz!!!
El viernes fueron los astronabos con el auto tuneado y el reggetón al palo esperando a que bajaran las minitas del edificio, mientras les gritaban de todo hacia su respectiva ventana para apurarlas. Recién, lo arriba descripto.
Dicen que en Japón hay un soberano aprecio por el silencio. Hay ratos en los que me encantaría estar realmente en Japón. O de nuevo en TdF. O en cualquier lugar donde se respete un poco al otro, teniendo en cuenta que si las persianas de 10 departamentos están bajas, es porque posiblemente, sus ocupantes estén durmiendo.
Ya pensar en dormir con la persiana levantada y la ventana abierta, como tanto me encanta, es un deseo que me lo dejo para otra vida,o para cuando me vaya a vivir al medio del campo (donde ya me conozco, seguramente putearé por los grillos de noche y por las chicharras de día). :S

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Siestita, siestita... Mi vecino tiende su cortina de 7 metros de largo, lastrada con una barra de hierro, sobre su balcón, y el viento la hace oscilar y golpear contra con los caños de la baranda, y suena como el martillo de Thor, y a mí como que me dan ganas de matar, matar, matar.

MICH dijo...

no puedo hacer el comentario que iba a hacer porque no quiero que quede escrito una opinión de tanta incorrección política...

Paula dijo...

Las delicadas fronteras del oído, estimado Mich.
Y tenemos los oídos prendidos todo, todo el tiempo.

(AAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHH!!!)


Tengo un libro sobre eso, que se llama justamente "El párpado del oído". No nos podemos sustraer al sonido, y no es pavada.

Anónimo dijo...

Bueno, yo hago terapia por eso. Espero que a la larga me salga más barato que insonorizar la casa. Dúdolo.

el bicho dijo...

la verdad, nunca entendí a la gente que es tan inmune al sonido.
les puede gotear una canilla al lado de la oreja que ni se inmutan.

Anónimo dijo...

Yo tengo una Teoría Veterinaria del Ruidoso Contumaz, que se aplica bastante bien a esto de la gota de agua:

La gota de agua no molesta a esas personas porque son como animales. Ya se sabe que los animales viven en el presente. Cada gota que cae es siempre la primera gota. No hay repetición, por lo tanto, no hay molestia.

Compárese con el perro que ladra durante 5 horas seguidas: el animal no se aburre porque no hay acumulación. Para el perro es siempre un único ladrido inaugural.

Lo mismo el vecino que escucha una y otra vez la misma porquería de música. No se harta, sencillamente porque es un animal. Esto no sería nada si no viniera unido a la natural inclinación de los seres humanos de querer que todos sean partícipes de su disfrute, lo que se traduce que ponga el volumen a todo lo que da.

Vos tenés un blog, te gusta una música y colgás el mp3, pero si estuviera en tu poder nos la harías escuchar a la fuerza para que veamos lo que es bueno.

Como se darán cuenta, puedo hablar una hora seguida sobre el tema, cosa que hago una vez por semana (salvo estos días de febrero que es cuando los loqueros se toman descanso).

unServidor dijo...

Rescatable teoría la de Fray Mollo (que sabe Dios si andará repitiéndola por ahí siempre de estreno, y si ansía el poder de que se la oigan por la fuerza... se lo preguntaré a su psiquiatra, que es el mío).

El post me recuerda a los tuneadores que en pleno Parque Nacional, a donde muchos nos costeamos para oir al arroyo y sus aves amigas, a decenas de kilómetros del asfalto, (im)ponían su música al paisaje hasta resquebrajarlo, con inescrutable rostro de imbécil satisfecho.

Pensar que en la prehistoria, cuando yo era un chico de barrio, la siesta se oía como un lejano "Botilléeee...", algún tren, y el extraño mini-siku plástico del afilador (que lo sacó de Anteojito, porque en Promúsica no lo venden).

Paula dijo...

Che, Mollo, y vos qué mp3 nos harías escuchar al palo y a la fuerza? Mirá que se viene el subana-meeting y tenés tu oportunidad de descajetarnos los tímpanos, eh.

Témpera Mental dijo...

Bater acá podés venir cuando quieras, no te recomiendo dormir con la ventana abierta salvo que te guste ser un estalagmita.

Muy bueno lo de fray mollo, en el blog el mp3 colgado se puede parar cosa que no es posible con los demás ejemplos brindados en su relato.

Un servidor me hiciste volver a la infancia en un suspiro, recuerdo el sonido ese del afilador y el paso del botellero :-S

Anónimo dijo...

eso es una de las cosas que no puedo creer lo que me he acostumbrado en este país... cuando voy a Chile, me baja la paranoia del ruido, es como si cada uno de los que están vivos a mi alrededor estuviera gritando, usando alguna máquina, escuchando alguna música o sonandose los mocos, por último, solo y únicamente para mi, para mi oreja... y cuando vuelvo a Alemania (mi casa) estoy un par de días intranquila por la falta de ruidos... no si a mi no hay como hacerme feliz!

Silvana dijo...

Mis vecinos están reformando la casa. El sábado comienzan a martillar a las 8 justo, justo en la pared donde, del lado opuesto, se apoya mi cama. A la siesta también hacen lo propio...
aaaahhhh