jueves, enero 03, 2008

el decálogo del buen novio

Alguien llegó a Mantantiruland desde este post añejísimo de Infobosta (uno de los mejores blogs que alguna vez supo existir en el mundo), y aprovechando que tengo al insomnio fuertemente prendido de la yugular con poquísimas ganas de soltarme, fui hasta allá -arrastrándolo- para ver sobre qué había versado la nota original que nos abocamos a destejer en los comentarios.
Para el que no sepa cuál era la mecánica de Infobosta: Roy seleccionaba y analizaba un artículo del diario de la I amarilla y el lectoraje se encargaba de hacer los epígrafes convenientes a su bella obra de re-elaboración informativa, en los comentarios.

Pa' qué, mamita, pa' qué. Leer aquello fue como revivir una oleada intensa de pretérito anterior, un baldazo de agua del polo en el medio de la espalda, ochenta uñas sobre nuestros cerebros convertidos en otros tantos pizarrones, así, de golpe y sin aviso.
La nota en este caso versaba sobre "el decálogo del buen novio". Pero no versaba: verseaba. The real truely magnificent basket of finest internet fruit. La very big sarasa online. The chantada(*)

Señor, usted debe saber que en la vida puede llegar a toparse con enunciados como éste:

A menudo se escucha la frase de que las mujeres son demasiado complicadas y que nadie puede entender lo que quieren. Pero esto no es así, ellas saben exactamente lo que buscan tanto en su vida profesional como en su hombre ideal.
Y de ahí para abajo, espere cualquier cosa, amigo.
Es la típica nota para que quienes como nosotros, estando soberanamente al cuete una madrugada de enero oyendo la lluvia caer, escribamos algo al respecto. Es la excusa para cualquier post. Es un resto sin cociente, un "tibuto a Sabina", un mouse al que se le estropeó el plug: sus partes elementales pueden servir para algo, pero puestos todos juntos sus componentes dan lo que dan.

Es decir: leela porque no tiene desperdicio, sobre todo la parte que menciona como uno de los elementos esenciales del buen novio, que sea hombre y niño a la vez; momentito y ojo con eso, pues hay que tener en cuenta que en en lo que a llamaradas de pasión se refiere, el que juega con fuego se hace pis en la cama; si a eso le sumamos que el que se acuesta con niños amanece piyado, ¡ahí tenés tu aspecto hombre y niño a la vez, con sus urinarias consecuencias! ¡Un asco! Qué niño ni qué calzones, no se puede tener alto el volumen de un Mungo, un niño y ser uno, sin convertirse en tronado. No confunda volumen ni velamen con bolamen, no, jamás, deje los pañales primero y no reclame atenciones maternales que su hemimerengue no está tampoco dispuesta a tolerar: ¿qué es eso de llamarla varias veces al día solamente porque extraña a su pareja o porque quiere escuchar su voz? Nununununu!!! ¿Usté está loco o desayunó con thinner? Lo van a dejar empotrado en la cara norte del Obelisco con el teclado del celular tatuado en la frente y una estampita de San Expedito a modo de subtepass en el tujes. ¡Despierte! ¡Ahora! Usted es un inseguro que necesita escuchar la voz de su borrega cada dos minutos porque sino el piso se le mueve como un Samba, hágase cargo, pero usted, no ella, paupérrimo ser que no tiene la culpa -bue, hasta ahí- de haberse endosado semejante cheque sin fondos emocionales.
Y hay más, habría más si no me hubiera agarrado un sueño terrible mientras escribía esto.

Muchachos, ya saben que no somos todas iguales. No se homologuen ustedes a estudios científicos como los de la nota, a menos que quieran pasar a la historia como "uh, te acordás del papafrita?". ¡Pofavó!

(*)Kevin Johansen: usalo de nombre para un disco, plis.
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5 - Halagador: es el que sorprende cada cierto tiempo a su mujer con algún piropo y con alguna expresión. ------------> si sos de olvidarte seguido de halagar a tu chica, tirale unos mangos a los pibes de la obra de enfrente. Ellos seguro que se encargan de la prosa desde el andamio con tanto ardor como el del sol en verano.