Hurgando en Su Discoteca de Vinilo y sabiendo de su tendencia compulsiva a la obtención de autógrafos, mi carcajada estalló cuando, entre las varias centenas de vinilos del mueble, encontré este que ven en la foto.
A punto de iniciar una colección de "mandame tu autógrafo más bizarro", creo que debo contenerme y dejarle el podio a este, que se lo merece bastante.
+ Por si la foto no se entiende: se trata de un autógrafo de Leonardo Simons sobre un disco de "Música en Libertad".
+ Por si la foto se entiende, pero la querés ver más grande: hacele clic.
+ Por si no sos argentino y no tenés idea de quién era Leonardo Simons y qué era Música en Libertad: mejor lo espero a Pat a que lo defina él, aguardame un segundito en línea, no me cortes, que cuando reciba bien los datos, updateo el post. Es más: el que quiera, puede contarle a los amigos en los comentarios de qué se trataba el programa (sí sí, borregos, yo no había nacido aún).
Mantantiruland, aportando a la construcción de la memoria colectiva desde sus más puritas bases (?)
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Apdeit: está todo, todo, todo, explicadito en los comentarios. :)
17 comentarios:
Que grande Pato por DIO.... Leonardo Simons... post mortem debe ser mas valioso, creo que no tiene que salir de la vitrina.
Esperamos aclaraciones del exabrupto para saber si cuando lo pidió ya estaba medicado, o lo medicaron inmediatamente después.
"Vini, vidi, mediqui" (?)
Me parece que nací medicado, Plumetti. Jiji,
Música en Libertad se llamaba así porque lo daban por Canal 9 Libertad. Y era uno de esos programas de música, típico de los 70 en los que había jóvenes bailando en un estudio.
El conductor era Leonardo Simons.
La competencia era Alta Tensión, por Canal 13, conducido por Fernando Bravo.
Había una gran diferencia. En Alta Tensión pasaban canciones y los jovenzuelos hacían playback con voz prestada. Por ejemplo, pasaban "Quiero gritar que te quiero" cantada por Quique Villanueva, pero el que estaba allí moviendo la boca era Willy Ruano.
Mientras que en Música en Libertad, los jovenzuelos, además de bailar, cantaban. Seguramente, haciendo playback, pero sobre sus propias voces. De allí surgieron figuras rutilantes como Silvana di Lorenzo que, vaya paradoja, terminó enganchada con Fernando Bravo, el conductor de la competencia.
El éxito de Música en Libertad fue tal, que hasta se hizo una telenovela con los bailarines/cantantes que se llamó "Todo es amor". Una cagada que duró muy poco, pero que yo la veía. Tendría unos 7 años en ese momento y me enamoré perdidamente de María Esther Lovero. Pero como que te gustaran las chicas a esa edad era cosa de maricones, yo decía que me gustaba Cristian Andrade, que era, en la vida real, el novio de María Esther Lovero.
Después, la historia conocida por la mayoría. Leonardo Simons pasó a Domingos de mi ciudad (que fue mutando el nombre a Feliz Domingo y Domingos para la Juventud) para reemplazar a Orlando Marconi. De allí a Ta Te Show. Y de ahí, agarró y se murió.
Como verás, tengo mi cabeza ocupada con recuerdos inútiles varios. Y eso que lo resumí bastante.
El tipo era un groso porque bajo su tutela florecieron pablito ruiz y luismi.
Igual, no sé por qué eligió dormir sobre un aire acondicionado en lugar de sobre un colchón; pero en realidad eso me chupa un wowe.
Pat, Leonardo tuvo también un rutilante paso por "Finalísima del humor", programa donde la gente iba y contaba chistes y se ganaba plata, y el "Sábados de la bondad", cuya cancioncita taladrante aún la tenemos la mayoría de los porteños, incrustada entre los parietales.
Simons hizo "la gran Ricky Espinosa", que supe comentar en algún otro lado.
Ah, quién era Ricky Espinosa, es otro tema.
Uy, me comí "Sábados de la bondad" y "Finalísima del humor". Imperdonable. Allí contaban chistes por 1000 dólares. Hasta que un tonto, se quiso hacer el patriota y le dijo "señor Simon, sho le cuento el chiste, pero si gano el premio, que sean 1000 australe". Sí, fue un pequeño preámbulo del 1 a 1. Es más 1 dólar eran 0,80 australes. A partir de ese momento, se premió con 1000 australes al ganador. Y claro, a las dos semanas, empezó a devaluarse la moneda y todo se fue al karate.
Después ponían a una chica con falda amplia en una cabina con viento que venía de abajo y volaban billetes que tenía que tratar de agarrar. Una metáfora espantosa de la vida real, la mina tratando de agarrar guita que volaba y no podía quedarse con casi nada. :P
Ojo, que me entusiasmo y sigo ¿eh?
Jaaaaaaaaaaaaaaaaaaa.
Ah, y a Ricky Espinosa lo conocí el otro día por tu intermedio.
Era el Azúcar Moreno argentino.
No, no puedo dejar de sorprenderme...
Simons tenía biógrafo!
Ay, me da algo...PLOP!
Impresionante la biografía del colchón volador.
Ja!
A que esta no la tenian... saben donde empezo Leonardo Simons?
Lamentablemente el brioso despertar de mi memoria retrograda, no solo me hacer ver la vejez cada dia mas cerca sino que sirve para recordar (era una bebita che...) un programa conducido por Blackie que se llamaba La Campana de Cristal.
De dicho lugar emergieron conductores de la talla ( cof cof) de Fernando Bravo y Leonardo Simons -entre otros-.
Bueno, que culpa tengo de acordarme cosas inutiles! Ufa.
Uy, me mató Témpera Mental, yo no recuerdo La Campana de Cristal, más que de nombre. Sé que Blackie hacía un programa que se llamaba Volver a Vivir.
A Simmons lo tengo ¿es el de los colchones? Será eu se son as 6:11 am y tengo sueño. saludos
"Sé que usted ya sabe / que hoy gana mil australes"
Gloria pura.
Prohibido olvidar que Finalisima fue el debut televisivo de la Tetamanti.
CHicos, me han desasnado, realmente no sabía todo sobre la rutilante carrera de Leonardo. IMPRESIONANTE.
Don Patrizio
Es por su lozana edad que desconocía lo de la campana de cristal.
Para cuando Ud.escriba algo tan viejo como lo mio espero que en el geriatrico me permitan ver este blog.
Tuve una novia que en una de las tantas repeticiones de pedacitos de la presentación del mundial '78 me dijo:-Y pensar que yo estaba sosteniendo un cartón en el brazo del emblema del mundial, y tampoco sabía nada...
Sepan que fui con el coro de la escuela a cantar a la Campana de Cristal, estaba Fernando Bravo, casi todo era mucho más chiquitito y/o color lila -se beneficiaba para el blanco-negro- de lo que se veía en la tele. Nos hicieron cantar bajito, porque se acoplaba el sonido.
Yo me quería escapar para el Sótano Beat, a lo de Marilú, pero esto último puede responder a un deseo anacrónico no consumado.
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