Semana 1 de sueldo: compra feroz en el supermercado. Uno se desquita y en un abuso de suficiencia monetaria compra pasas de uva, paté, cerveza, nueces y maníes, paquetazos de galletitas de sésamo, queso crema, café instantáneo, atún, algún que otro vinito, condimentos varios, salsa de soja, frutillas y un mantecol XL. ¡¡¡Y papas fritas!!!
Quizás hasta se frecuente restaurant para festejar el cobro de haberes. Bienvenidas a la vida las milanesas, el vacío al horno con papas, y las supremas de pollo. Recetas exóticas y creatividad en alza para utilizar todos los ingredientes comprados. Incluso la lata esa de leche condensada es comida a cucharada impune sin culpas.
Semana 2 de sueldo: las tapas de tarta son descubiertas como la solución a todos los males. Del atún que compramos la semana anterior primero, jamón y queso después, de acelga hacia el viernes (nótese la escala de valores de los ingredientes de la tarta). ¡Aguanten la pizza y el guiso! Infaltables el ajo, los ajíes y las papas. ¿Quedaban milanesas? Durarán cual gas en canasta en esta semana. ¿Fideos? ¡Claro! ¡Con crema, jamón y las nueces de la semana pasada! Todavía se puede comprar queso rallado, hay que aprovechar. Pero el de un peso, che, qué te hacés el sibarita.
Semana 3 de sueldo: la docena de huevos es accesible. Procesamiento e ingesta de buñuelos de acelga -que sigue siendo barata, por suerte-, tortilla de papas, omelette, puré con huevo, salchichas con puré, eoé, lucha lucha lucha, huevo huevo huevo. Bendita sea la gallina que te ha puesto sobre el planeta. ¿Fideos? ¡Claro! El tomate en cajita es la salvación universal, todavía queda un diente de ajo, medio ají de la semana pasada y un suspiro de queso rallado. Y mamá me enseñó que nada se pierde, todo se transforma por lo menos en tuco. O en albóndiga. O en salpicón.
Semana 4 de sueldo: Etapa de reconocimiento a las culturas que nos precedieron. ¿Qué sería de nosotros en esta semana sin los chinos, los mayas y los guaraníes? Loas al arroz, la polenta y el mate, que nos permiten subsistir. Arroz con huevo, polenta con algo del queso reseco que queda en el fondo de la heladera que no fue pizza ni tarta, regado por restos de la salsa de los fideos de la otra semana. Es la etapa en la que uno reza por ser invitado a un asado o por lo menos a algún cumpleaños donde no haya riesgos de que nos sirvan polenta. Mate a toda hora, cuando la tripa hace ruidito y otra vez arroz sería un llamado a la constipación crónica. ¿Fideos? ¡Claro! Con manteca y nada, porque el queso de rallar se acabó y hay que guardar el peso para el colectivo que nos permita ir a trabajar y así recomenzar el proceso.
Es impresionante cómo va variando el menú de uno a lo largo del mes.
Post original del 28 de noviembre de 2004.
3 comentarios:
Uy estamos por entrar en la tercera semana.
Aguante la sémola de grano duro.
Y el arroz, la gran base de toda comida, que nunca debe pegarse ni pasarse!
y el cous-cous? han visto cosa más fácil? le pican un tomat y le ponen cilantro y ya... es como pa el final de los finales de mes.
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